El
Esperanto como herencia es una conquista internacional
Roman Dobrzyński
Traducido por Ricardo Coutinho
La ministra polaca de Cultura y Herencia Cultural, prof.
Malgorzata Omilanowska, decidió el 31 de octubre de 2014 incluir al Esperanto
como vehículo de la cultura esperantista en la Lista de Herencia Cultural
Inmaterial de la Nación Polaca.
Como todo éxito tiene muchos
padres, pero al menos mencionaré a su iniciador, K. Krzyźak. El concibió la idea del
Esperanto como herencia, lanzó una recolección de firmas individuales e institucionales
en apoyo a dicha propuesta, recopiladas bajo el formato de encuesta del
Instituto Nacional de Herencias, que es una organización autónoma inscripta al
Ministerio de Cultura. A dicho instituto la envió el grupo
Esperanto-Demokratio-Eŭropo (ADE). Algo anterior (2012) se fundó Parlamenta
Grupo Apoganta Esperanton (Grupo Parlamentario en Apoyo al Esperanto), dirigido
por el senador Edmund Wittbrodt, ex ministro de educación.
Resultado de discusiones, consultas
y experticias, en el cual participaron un grupo de personas, que modificaron la
propuesta formulada en relación que concuerde con la noción de “herencia
cultural inmaterial”. La última versión fue de 37 páginas. La decisión final
también participó la ministra de Cultura, la cual aprobó un resumen del texto subscrito
bajo el siguiente título: La Lengua Esperanto como portador de la Cultura
Esperantista.
Portador de la Cultura Esperantista
“El Esperanto es un lengua
internacional, creada por Luís Zamenhof (1859-1917), nacido en Bialistok. El
publicó en 1887 su libro de enseñanza, en el cual se contenía los principios de
dicha lengua, y lo firmó bajo el seudónimo de “Dr. Esperanto” (doctor que tiene
esperanza); dicha palabra fue adaptada como el nombre de la lengua misma. Dicha
lengua planificada adquirió rápidamente su propia vida y se hizo base de un grupo
creciente de usuarios. Durante casi ciento treinta años bajo el Esperanto la
comunidad esperantista formó un concepto de vida, inspirada con las ideas de
Zamenhof, y sus costumbres, tradiciones, literatura, simbología y hasta su
propia especie de mitología. Se fundaron y funcionan muchas organizaciones y
asociaciones que facilitan el sustento de contactos y colaboración en acciones
de enseñanza y promoción del Esperanto y de sus ideas que se derivan. Entre los
esperantistas se desarrolla un fuerte sentimiento de identidad y sentido grupal
por encima de la conciencia nacional o de grupo étnico. De hecho sentirse
esperantista involucra el reconocimiento de valores definidos y concepciones de
mundo.
A la tradición esperantista
pertenecen los Congresos Universales de Esperanto, todos los años se dan en un
país diferente, o Artaj Konfrontoj (Confrontaciones Artísticas, abreviada
ARKONES), cuya sede siempre es en Poznan. La misma tradición consiste en la
memoria del creador, medios esperantistas viejos y sus contribuciones a la
cultura esperantista. Durante reuniones esperantistas de canta el himno (La
Esperanto, poema de Zamenhof), discursos, charlas, cuentos y memorias. También
algunos funerales de esperantistas se dan despedidas en esperanto y se ondea la
bandera. Como fiestas podemos considerar el nacimiento y muerte de Zamenhof, 15
de diciembre y 14 de abril respectivamente.
En la lengua esperanto se creó
fraseologías, jergas y dichos que por sí mismos son valores culturales
específicos de dicho medio, como ejemplo la palabra “samideano” (el que tiene
la misma idea). Existe una rica literatura propia. En la mitología esperantista
sostiene ante todo los imaginarios estereotipados del rol y posibilidades del
Esperanto, como por ejemplo el énfasis de la facilidad del idioma y la creencia
de “fina venko”[i],
entre otros la introducción de Esperanto en las relaciones humanas.
La Cultura Esperantista se extiende también en
las costumbres de la comunidad y símbolos creados y mantenidos por la identidad
esperantista. Símbolos esperantistas son
todo escudo (la estrella verde de cinco puntas), himno La Espero, la bandera
verde blanca. Otros símbolos representan los contornos del mundo (extensión del
idioma en el mundo), amistad, Torre de Babel (la imposibilidad de
entendimiento) y el árbol, que simboliza el crecimiento. Todos estos símbolos
son aplicados a objetos de uso cotidiano y recuerdos.”
Éste reconocimiento de parte del
Estado Polaco favorece una futura propuesta de catalogar el esperanto como
herencia cultural inmaterial de UNESCO, cuyo principal requisito es que algún
estado lo reconozca como tal, además ayuda a argumentar que efectivamente
existe una cultura en la comunidad esperantista. Esta decisión de rango
ministerial podrá dar la fuerza suficiente que para esperantistas de otros
países para que hagan el mismo proceso con argumentos similares o diferentes ante
sus propios gobiernos. He aquí el camino para llevar al Esperanto a la lista de
UNESCO.
Revista Esperanto, órgano oficial
de la Asociación Universal de Esperanto, con sede en Holanda, número 1288,
febrero 2015, página 46.
[i]
Fina
venko (triunfo final), postura de esperantistas pioneros que creían que el
idioma iba ser aceptado por organismos internacional y nacionales como segundo
idioma, ya sea por las evidentes ventajas del idioma o sea por su valor
neutral, existen después un sinfín de otras posturas.